Iniciamos el 2021 con la entrada en vigor del decreto presidencial que prohíbe la importación de maíz transgénico y el uso del herbicida glifosato, mismo que tendrá que reducirse su uso gradualmente para eliminarlo en el año 2024, este herbicida es utilizado en más de cincuenta cultivos en nuestro país.

Pero, ¿qué supone este decreto para la realidad del campo mexicano? Existen dos opiniones polarizadas al respecto de este tema, por un lado ONGs nacionales e internacionales han respaldado esta decisión del gobierno federal, con el argumento de que el transgénico y el glifosato implican serias afectaciones a la salud humana y el medio ambiente.

Dichas organizaciones afirman que «es un paso hacia la producción ecológica que preserve la biodiversidad y la agrobiodiversidad forjada en manos campesinas desde hace milenios, dándonos la oportunidad de transitar hacia un medio ambiente sano y un sistema agroalimentario justo, sustentable y saludable”.

Sin embargo, cuál será el impacto para el campo mexicano de esta nueva legislación. Desde el punto de vista del agricultor mexicano, parece que se ha tomado una decisión sin contemplar el punto de vista del campo, donde más allá de protegerlo lo están condenando a la quiebra. Un riesgo que supone graves consecuencias para el país, pues la escasez de sus cultivos principales como el maíz, frijol, cítricos, frutas, verduras, etcétera, generará precios alto y por lo tanto podrán en riesgo la alimentación de los mexicanos.

Esta decisión pone en alerta al campo mexicano, pues supone inestabilidad de precios, así como una enorme incertidumbre para los alimentos estratégicos para el país. Los productores mexicanos se encontrarán en desventaja y serán menos competitivos frente a los productores de otros países donde sí es permitido el uso de de glifosato.

Sin duda nos encontramos ante el paradigma de saber si esta decisión es el comienzo hacia una producción más limpia, que transformará los sistemas de alimentos, o si será la antesala a la creación de nuevos productos químicos que buscarán llenar el espacio que dejará el glifosato.